No es una reseña de Metroid Fusion

DEUX (UNDERWATER DEPTHS)
BASADO EN METROID FUSION

En estado de inconsciencia usted estucha una voz desconocida que le dice…

…la aventura se reanuda cuando se sumerge en una cámara inundada de agua al interior de su navío interestelar. Varado en algún punto desconocido de aquel universo sombrío -del que apenas conoce un porcentaje mínimo-, consigue abrir los ojos tras articular los miembros en un espasmo leve, cosa que la voluntad del infierno marino habría dado por perdido en el momento más crítico de la tragedia que le acechó. Pero usted está allí, entorpecido pero vivo. Un nuevo día de cacería, amanece.

Para agravar la situación del marino –que se trata de usted mismo-, podríamos decir que la cabeza empieza a darle vueltas como si la corriente del océano tratara de arrancársela del cuello. Mira a la derecha con inquietud; luego a la izquierda, aturdido; y cuando empieza a ser consciente de la realidad de tuberías rotas cimentadas al techo por las que escapa la furia de un vaho enrarecido; o, cuando agachado, gatea hacia atrás como un ciego sumido en la solitud del abismo, descubre que se encuentra solo, sin esperanzas de salir con vida. Sólo puede aferrarse al capricho del tiempo que transcurre rápido, pero también, lento; porque se dice que antes de morir, la vida a uno le pasa por delante; y en aquella ocasión, usted se percató de cada detalle que estructuraba la desarmonía de la cámara infestada por parásitos del navío que creíamos, de cierta manera, irrecuperable.

En realidad, una hazaña que sólo aquellos con madera para la cacería cumplirían bajo una jurisdicción monetaria que se ajuste a sus beneficios. En este caso: un tesoro invaluable que, de acuerdo a los registros que hemos rescatado de la nave -intuimos-, permanecía encriptado en las paredes de titanio en las que ésta se edificó. La pregunta cuya respuesta nos aterra cada día es si las aleaciones de la quilla lo albergan aún. Necesitamos retirar la fungosidad del puente. Necesitamos limpiar la viscosidad que ha dañado las hilachas de circuitos enredados bajo el eje de navegación. Entonces, sólo tendríamos la base para reconstruir una pequeña sección que nos permitiría ubicar en el sistema de monitoreo interno, cada una de las cabinas selladas que deben volver a abrirse cueste lo que cueste. Sabemos que es una caja de pandora, señor. Sabemos que la inundación ha irrumpido en las demás celdas de combate, y que el fungus de esta jungla húmeda en la que estamos varados, es maligno, nocivo, y se regenera a la velocidad del caracol. Pero desde entonces… han pasado ya dos años del calendario gregoriano, y me pregunto si… si usted aún…


Cuando la voz se detiene, quien fuera su interlocutor empieza a caminar lentamente hacia su ubicación. De hecho, aunque el cuerpo de “aquél” tuviese la estructura ósea de algún linaje de humano en flor; más que una especie afín, se trataba de una aleación de carnes blandas con circuitos y pedazos de hierro fundido tanto en el cuello como en las demás coyunturas de su cuerpo raquítico. Además, olía a corrosión de metal; y sus dificultades para caminar se debían –aparentemente- a una reciente riña en la que el fuego de los pistoletes y el humo siniestro de bombardas y cuetes fueron los personajes más curtidos del conflicto. Pero ahora el conflicto había concluido… y aquél ser de aspecto humanoide, se encontraba de pie cara a cara frente a usted, separados ambos, por un fragmento de tierra firme. Casi de inmediato estira sus manos como lo haría un pordiosero en una calle concurrida de comercio intergaláctico, a la vez que una pequeña sonrisa empieza a dibujarse en su rostro compuesto de huesos que se encumbraban sobre injertos de piel recientes. De alguna manera u otra, un cabello larguinegro, tan húmedo como las algas de los océanos pardos, ensombrecía la luz biliosa de sus ojos abrumados en la hinchazón. Entonces el extraño se detiene, y procede a retirarle el casco: una tarea que jamás consiguió; pues ¿cómo explicarle que debido a las experiencias que sólo usted ha sufrido en los combates más épicos a bordo de los entonces apodados astrobarcos –ahora en desuso-, debido a las explosiones, a los cambios de temperatura, a la manipulación de la gravedad y de su estructura corporal además, entre distintas habilidades imposibles a mi capacidad de imaginar lo improbable; es decir, cómo es posible que debido a una cantidad infinita de destrezas per sé, se había convertido en presa de la prisión que liberaba en usted, capacidades que serían un epigrama de rebeldía para la errada concepción que tenemos de dios?

Seguramente el traje y la composición biológica de su cuerpo, sumada a los microorganismos de las selvas viciadas a lo largo del espacio habrían sido el receptáculo de la incubación de males cuyo fruto se veía reflejado en su extraño; pero sobre todo, aterrador aspecto. Porque retirarle el casco a un astronauta es menos complicado que arrancárselo a un soldado o a un corsario del espacio; sin embargo, fuere cualquiera de estos su caso, lo que tendrían en común sería la falta de complejidad en el despoje del armamento. Sólo bastaba con liberar el seguro y tirar del equipo. Pero cuál sería la expresión de su aparente aliado que se le retrata en el rostro cuando, al tratar de desactivarle el seguro, descubre, tras palparlo con las yemas de los dedos, que la división entre su piel y la composición del casco, era completamente inexistente tanto a la vista como al tacto. Aquí suelta un chillido como el del chimpancé, se espanta, y corre hasta perderse en el horizonte. Por simple deducción, podemos decir que el mismo proceso de fusión, o bien, aleación bio-cibernética –ciborg-, que había sufrido “aquel”, se dio de manera desconocida, en usted.

Desde entonces no le he vuelto a ver. Mi teoría es que estaba enamorado, o bien, ilusionado, de conocer a alguien que le recordara a su especie madre. Lo más probable –creo yo-, es que tras rescatarla del naufragio, descubriera sus fotografías, su diario, su perfume, sus pertenencias en sí; y atesorándolas como mil diamantes, se formó una imagen abstracta de una comunión enraizada con sus orígenes. Así lo intuyo porque el último rastro que tuvimos de él fue una pira apagada con agua de la que rescatamos algunas de sus piezas mecánicas reemplazables entre otras cosas que destacaban como los tres o cuatro objetos que a usted le pertenecen. Habrá huido; o lo habrá intentado cuanto menos. Eso pensamos; pero, lo rescatable del asunto es que a pesar de perder su cuerpo en gran porcentaje, ha conservado su espíritu, sus sentimientos, su innegable humanidad; por tanto, podemos estar conscientes de que el estado evolutivo de aquella raza, es vulnerable a nuestras debilidades y vicios. Poseemos un arma muy grande. Es el conocimiento. El cual, mi señora, no podemos confiárselo a nadie más que usted.






Recuerdos de una cámara inundada en el océano…

Hasid Mêlikor





Esto es lo que hice en unas horas de aburrimiento cuando estaba escuchando el ost de este juego...

! es estupendo ¡ ¿ todo eso lo has escrito tu ? me parece magnifico y solo tengo una unica cosa que decirte, me a parecido marabilloso, un buen trabajo el tullo sin duda. espero seguir biendo tus Creaciones. nos leemos

Tienes razón esto no es unr eview...lo cambiaré a su lugar en el de Literatura.

Pero quiero recalcar como haces imaginar lo que pasa detro de este juego, y como eres un testigo o algo así, bien ehcho.

Le daré una mejor leída mas tarde.